sábado, 2 de enero de 2010

El PCE denuncia la manipulación del poeta comunista Miguel Hernández por una derecha que quiere prostituir su Centenario


El Partido Comunista de España considera que la utilización del Centenario de Miguel Hernández para difundir ideas radicalmente contrarias a las que el mismo poeta oriolano hubiera defendido, no puede ser achacada ni a la ignorancia ni a un descuido, sino a un intento de utilizar esta fecha para cambiar la historia, para ocultar una obra y un compromiso.
José Luís Centella, Secretario General del PCE, ha denunciado que lo ocurrido en Orihuela es un aviso de lo que puede ocurrir en torno al centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández, “poeta que es patrimonio de todo un pueblo, pero que a la vez representa unos valores concretos de defensa de la justicia social, la democracia popular y el antifascismo militante, todo ello desde su militancia comunista” y ha añadido que “el PCE, que no quiere de ninguna manera patrimonializar este centenario, no dejará de utilizar todos los medios a su alcance incluso los legales para evitar la prostitución de un Centenario que deber servir para profundizar en la obra poética de Miguel Hernández y en los valores que defendió”.
Resulta vergonzoso, según Centella, que personas que están mas cerca de los verdugos de Miguel Hernández vengan ahora a prostituir sus ideales, a utilizar su figura para difundir las ideas contra las que el poeta combatió hasta dar su vida, “por lo que exigimos al PP que se desmarque públicamente del Gobierno Local de Orihuela ya que en caso contrario entenderemos que asume la provocadora actuación de su alcaldesa”.
Ante estos hechos, la Secretaria General el Partit Comunista del País Valencià, Marga Sanz, ha exigido al Ayuntamiento de Orihuela que rectifique el patrocinio que ha hecho de este libro y retire la invitación al acto de presentación que va firmada por la propia concejala de cultura.
Desde el PCE se hace un llamamiento a todas la comisiones, plataformas, instituciones y colectivos que se plantean realizar actividades en torno al Centenario de Miguel Hernández para que sean leales con su figura, con su obra literaria, con sus ideas y con su compromiso social y político, poniendo a disposición de todos su archivo histórico y sus activos materiales y humanos para que mejor se puedan desarrollar todas las iniciativas, pero a la vez, José Luís Centella entiende que “cualquier homenaje a Miguel Hernández debería empezar por sumarse por la petición de anulación de su condena, ya que resulta totalmente contradictorio multiplicar las alabanzas hacia una persona que todavía tiene un expediente penal por rebelión”.

El general Pitiminí

Tu famosa, tu mínima impotencia,
desparramar intento
sin detener el paso ni un instante.
Para lo tal, me apeo en mi paciencia,
pulso un acordeón llorón de viento
y socarrón de voz, y ya es bastante.

Tu cornicabreada decrepitud purgante
exige estos reparos de escritura,
y con ellos ayudo a someterte,
no al manicomio al tonticomio oscuro
que tu idiotez sin mezcla de locura,
pide hasta que la muerte
venga a sacar tu vida de este apuro.

Llevas el corazón con cuello duro,
residuo de una momia milenaria
concurso de idiotas,
que necesita la alabanza diaria
y descosido en la alabanza explotas.

Cocodrilito pequeñito, ñito,
lagartija de astucia,
mezquina subterránea, con el rabo marchito,
y la mirada alcantarilla sucia.

Tarántula diabética y escuálida,
forúnculo político y gramático,
republico de triste mierda inválida,
oráculo, sarcófago enigmático.

Demócrata de dientes para fuera,
altares solicita tu zapato
No hagas más reflexiones de topo y madriguera
en tu conejeril rincón de mentecato.

Humo soberbio, sapo que te hinches
cuando oyes un piropo:
disuélvete en berrinches

resuélvete, desaparece, topo.
España no precisa
tu vaciedad de calabaza neta,
tu mezquindad que duele y que da risa,
tu vejez inconcreta,
venenosa, indecisa.

No te toca la sangre de los trabajadores,
sus muertes no salpican tu chaleco,
no te duelen sus ansias, ni su lucha,
tu tiniebla trafica con sus puros fulgores
su clamor no haya en ti ni voz, ni eco,
tu vanidad tu mismo ruido escucha
como un sótano seco.

Hay ojos que derraman raíces amorosas.
Sobre tus ojos tienes
uñas que a hacerse dueñas de las cosas
avanzan por tus sienes.

Necesitan incienso e incensario
tu secundaria vida,
tu corazón de espino secundario,
tu soberbia de zarza consumida.

Sobre tu pedestal o tu peana,
monumento de oficio,
cuando su salvación está cercana
quieres llevar un pueblo al precipicio.

Te rebuznó en el parto tu madre, y más valiera
a España que jamás te rebuznara
con esa cara de escobilla fiera,
de vieja zorra avara.

No llevarás mi pueblo al precipicio,
dictador fracasado, rey confuso,
y caerás por la punta de una bota
sobre tus flacos días puesta en uso.

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